Las calles de la capital turca son el escenario de las protestas más violentas. Duros enfrentamientos entre las autoridades y los manifestantes y la policía intenta disduadir con gases lacrimógenos y cañones de agua a las mil personas que intentan acercarse a la sede del Gobierno turco en la plaza Kizilay. La violencia se extendió por las calles de Ankara convirtiendose en una batalla campal con barricadas, cargas policiales y cientos de personas detenidas. Acusan al ejecutivo de Erdogan de autoritario y exigen su dimisión. También protestas en la plaza de taksim de Estambul en tono más festivo. Pero en barrios como el de Besiktas los enfrentamientos se volvieron a recrudecer. Unas protestas que comenzaron para luchar en contra de la destrucción de un parque y que se han extendido a otras ciudades turcas. El primer ministro, Tayyip Erdogan , acusa a la opsición de manipular estas manifestaciones y en las que se denuncian actuaciones policiales muy violentas y que el gobierno investigará. Tres días de movilizaciones que han acabado con 1.700 detenidos, la mayoría ya en libertad, y con un balance 414 heridos, 79 según el gobierno. Amnistía Internacional denuncia dos personas muertas aunque el gobierno lo niega.